¿Qué es el apego?

El apego es un sistema biológico e innato que busca mantener al bebé a salvo. Ojalá todos hubiéramos tenido un apego seguro de base que nos hubiera proporcionado experiencias repetidas de conexión, entendimiento, cuidado, amor, y nutrición.

Ya que hace que el bebé: 1) busque la proximidad con la madre 2) acuda a ella cuando siente malestar para que le ayude a regular sus emociones 3) pueda internalizar la relación con ella y le produzca una sensación de base segura. Esta sensación será el resultado de experiencias repetidas de sentirse conectado con una figura que proporciona amor, cuidado y protección.

Este es uno de los vídeos más clásicos sobre el apego.

¿Cómo Se Establece El Apego Seguro?

La sensación de seguridad proviene de experiencias predecibles, repetidas y consistentes que crean una “base segura” primero desde el exterior y que luego sentimos internamente y nos permite sentirnos seguros para poder salir a explorar. Si esto se da, hablaremos de apegos seguros y si no, de apegos inseguros (en mayor o menor grado).

Aunque nos centraremos en el apego con la madre, el niño puede tener un tipo de apego con la madre y otro tipo de apego con el padre o con otro cuidador. Así, si son diferentes puede tener un apego seguro con uno y un apego inseguro con el otro.

Los apegos seguros están relacionados con desarrollos positivos en muchas aéreas: emocional, cognitivo y social. Facilita la capacidad para relacionarse adecuadamente, fomenta la resiliencia al estrés y la habilidad de manejar las emociones propias y la empatía para manejar las de los demás. Sienta las bases de nuestra inteligencia emocional y del desarrollo de las habilidades sociales lo que van a dar un sentido a nuestras vidas.

¿Puede Cambiar El Apego?

El tipo de apego de base puede cambiar si tenemos relaciones reparadoras en el proceso de crecimiento. Se ha visto que una relación reparadora con otra persona, en la que nos sentimos comprendidos y seguros puede ser una importante semilla para desarrollar resiliencia. Por ello, las relaciones con familiares, profesores, cuidadores, psicólogos pueden crearnos también una base segura.

Esto es posible porque nuestro cerebro se moldea en base a las relaciones y el tipo de relaciones que mantenemos con las personas significativas en nuestra vida. Por ello, a pesar de la impronta del primer apego, los avances de la neurociencia y las investigaciones sobre la plasticidad del cerebro demuestran que podemos cambiarlo, ninguna relación es del todo determinante y su impacto no tiene por qué convertirse en una condena de por vida.

Apego y vínculo

Vincularse es no solo una necesidad biológica de supervivencia sino también una experiencia profunda y casi espiritual de conexión con el otro que permite que el bebé no se sienta solo y tenga miedo de morir porque no le cuidan. El vincularse es tan importante y necesario que cuando el bebé no se puede vincular a una persona, se vinculará a animales u objetos ya que sin hacerlo morirá.

Los niños que han sufrido abuso y que no se pueden vincular se disocian y se dividen en múltiples personalidades internas para no sentirse solos, o se vinculan con una fantasía para manejar el dolor. Nuestra cultura todavía no ha integrado plenamente la importancia del vínculo y por eso en muchos hospitales separan al bebé recién nacido a la madre para que ésta pueda descansar y recuperarse, ¡cuando es primordial para el bebé vincularse a ella una vez que ya no están unidos físicamente!

Ojalá todos hubiéramos tenido un apego seguro de base que nos hubiera proporcionado experiencias repetidas de conexión, entendimiento, cuidado, amor, y nutrición. De ser así tendríamos una base de seguridad que nos permitiría ver el mundo con optimismo y resiliencia para manejar las frustraciones. Sin embargo la mayoría de nosotros hemos tenido diferentes grados y tipos de apegos inseguros y esto es lo que va a hacer que en vez de mostrar nuestro niño interior amoroso, divino, el que está conectado con el ser superior, el auténtico ser, empecemos a desarrollar un self falso, una máscara, una coraza que es nuestra mejor opción para manejar el entorno que nos ha tocado.

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